Ser considerado un objeto, una cosa. Eso es lo que le pasa a mucha gente, desafortunadamente. Y me parece curioso que en español el término usado cuando una persona se convierne en un objeto para alguien, la palabra utilizada sea “cosificación”. Es como si la persona se convirtiera en un objeto, un producto, una mercancía que se puede comprar, usar y desechar cuando pierde su función o uso.
Y es cierto que normalmente cuando hablamos de este tema, pensamos en mujeres que se convierten en objetos, gracias a las acciones sexistas de otras personas. Pero, de hecho, cualquiera puede transformarse en un objeto o “cosa”. En este artículo quiero comentar algunos aspectos del comportamiento de una persona que se siente “cosificada” por alguien.
¿Cómo es una persona cosificada?
Para responder a esta pregunta, quiero que pensemos en cualquier objeto. Por ejemplo, un bolígrafo. Un bolígrafo es un objeto, tiene su función (escribir y los demás hay que usar la imaginación), tiene un precio y una fecha de caducidad.
Bueno, así es como funciona cuando una persona se ha convertido en un objeto.
- Cumple una función: Debes cumplir una misión, como ofrecer algo como sexo, tareas domésticas, servicios generales de reparación u otros servicios.
- Tiene un precio: puedes recibir algo “como pago” por tus servicios, como bienes materiales, dinero o el intercambio por otros objetos.
- Tiene fecha de caducidad: con el tiempo, puede perder su “función” como objeto, volviéndose “obsoleto”. Y luego puede ser reemplazado fácilmente.
- Los intereses humanos están devaluados: después de todo, como objeto, uno no necesita sentir, uno no necesita desear. Debido a esto, la opinión, los deseos y los sueños de la persona objeto generalmente se ignoran o se ven como poco importantes para la relación.
Como vivimos en una sociedad marcada por el machismo, es más común escuchar casos en los que las mujeres son convertidas en objetos, tanto por hombres como por otras mujeres. Pero los hombres pueden y son cosificados y también los niños, por desgracia, a menudo también.
El “objeto” en el psicoanálisis
Quiero comentar que en este artículo no me refiero al término “objeto” en psicoanálisis.
En psicoanálisis, el término “objeto” tiene un significado específico y abarca varios matices que juegan un papel clave en la comprensión de la teoría psicoanalítica. De manera simplificada, el concepto de objeto en psicoanálisis se refiere a cualquier persona, cosa o concepto que es el objetivo de los impulsos o deseos del individuo. Hay dos tipos principales de objetos en psicoanálisis: el objeto de amor (u objeto de deseo) y el objeto de odio.
- Objeto de Amor (Objeto de Deseo): Este es el objeto hacia el cual el individuo dirige sus deseos y afectos positivos. Es la persona, cosa o concepto que satisface los impulsos y necesidades del individuo. En la infancia, el primer objeto de amor es la madre, que desempeña un papel central en el desarrollo emocional del niño. A medida que una persona crece, el objeto de amor puede cambiar, pero la importancia del deseo en relación con ese objeto sigue siendo un elemento esencial en el psicoanálisis.
- Objeto de odio: Al igual que el objeto de amor, el objeto de odio es todo lo que es objeto de afectos negativos. Puede ser una persona, una cosa o incluso partes del ser del individuo. El odio puede surgir cuando el objeto de amor no satisface las necesidades del ego, causando frustración y hostilidad hacia ese objeto.
Además de esta distinción básica entre objetos de amor y objetos de odio, también tenemos en psicoanálisis diferentes tipos de objetos en función de su función y significado. Algunos ejemplos incluyen:
- Objeto real: Se refiere a objetos físicos en el mundo externo, como personas, cosas o situaciones reales.
- Objeto imaginario: Se refiere a objetos creados por la imaginación del individuo, a menudo asociados con fantasías o idealizaciones.
- Objeto simbólico: Este objeto está cargado de significado cultural y simbólico. Algunos ejemplos son los símbolos religiosos, los conceptos morales y los valores sociales.
El concepto de objeto en el psicoanálisis juega un papel clave en la teoría de las relaciones objetales, que explora cómo las relaciones e interacciones con estos objetos afectan el desarrollo psicológico y emocional del individuo. A través del análisis de las relaciones objetales, los psicoanalistas buscan comprender cómo los patrones de deseo, amor y odio hacia estos objetos dan forma a la psicología del individuo e influyen en su comportamiento y elecciones a lo largo de la vida.
Pero, como dije, aquí el significado es más literal. Esto es cuando un ser humano es tratado casi literalmente como si fuera un objeto inanimado, una mercancía. Es como si una persona se convirtiera en un objeto real, tratado como objeto.
Cómo se comporta una persona que ha sido cosificada
Una persona que se ha convertido en un objeto suele perder su identidad, puede sentir que más que ser parte de algo, de una comunidad, por ejemplo, es parte del escenario de esa comunidad, como si fuera un cuadro en una pared o un jarrón de flores en una mesa.
Y debido a eso, puede sentirse inútil, sin voz e innecesaria para tenerlo. Pero en algunos casos, la persona inconscientemente “acepta” la cosificación y termina comportándose como un objeto, reduciéndose a lo que un objeto suele tener: precio, validez, función y poco valor como ser humano.
Las personas no son solo cuerpos, glúteos o belleza. Las personas no son trofeos para ser expuestos como tales. Tampoco son máquinas que satisfagan nuestros deseos. No son juguetes.
La cosificación de las personas es un fenómeno que consiste en tratar a los individuos como objetos, sin tener en cuenta sus sentimientos, pensamientos, deseos y necesidades.
Una de las posibles causas de la cosificación de las personas es la falta de reconocimiento del otro como sujeto autónomo y singular, que tiene una historia, una subjetividad y una libertad. Esta falta de reconocimiento puede estar relacionada con la dificultad de lidiar con la alteridad, es decir, con el hecho de que el otro es diferente a mí y tiene su propia perspectiva del mundo. En este sentido, el otro es siempre un enigma, un misterio, que escapa a mi total comprensión y me desafía a cuestionar mis certezas y verdades. El otro es también el que me mira, el que me juzga, el que me desea o el que me rechaza, y que, por tanto, afecta a mi autoimagen y a mi autoestima.
Otra posible causa de la cosificación de las personas es la proyección de aspectos inconscientes del sujeto sobre el otro, como una forma de negar o evitar la confrontación con estos aspectos. La proyección es un mecanismo de defensa que consiste en atribuir al otro aquello que uno no quiere reconocer en sí mismo, como sentimientos, impulsos, fantasías o conflictos. El inconsciente es una instancia psíquica que almacena los contenidos reprimidos por la conciencia, pero que busca manifestarse a través de diversas vías, como sueños, actos defectuosos, síntomas o formaciones del inconsciente. Al proyectar sobre el otro lo que es suyo, el sujeto reduce al otro a un espejo de sí mismo, ignorando su singularidad y complejidad.
Consecuencias de la cosificación
Las consecuencias de cosificar a las personas pueden ser graves tanto para el cosificador como para el cosificado. Para quien cosifica, existe el riesgo de perder la capacidad de relacionarse de manera genuina y empática con el otro, de encerrarse en el narcisismo y la alienación, de no poder desarrollar su propia identidad y subjetividad. Para quienes son cosificados, existe el riesgo de sufrir violencia física o psicológica, de que se violen su dignidad y sus derechos, de sentirse devaluados e inferiores, de desarrollar sentimientos de culpa, vergüenza u odio.
El psicoanálisis puede ayudar a prevenir y superar la cosificación de las personas, a través del proceso terapéutico que tiene como objetivo promover el autoconocimiento, la elaboración de conflictos inconscientes, la resignificación de experiencias traumáticas y la construcción de nuevas formas de relacionarse con uno mismo y con los demás. La terapia también puede contribuir a la educación y a la cultura, a través de la difusión de sus conceptos y éticas, que valoran la singularidad del sujeto, el respeto a la diferencia y a la alteridad, y la responsabilidad por el deseo.
Las personas no son cosas
Ningún ser humano es una mera cosa. Nunca aceptes que te objeten, eres mucho más que eso.
Y si sientes que te han objetado o tienes tendencia a cosificar a las personas, busca ayuda. La terapia psicoanalítica es excelente para que te conozcas mejor, te empoderes y te liberes de este tipo de prisión.
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